Imaginen
que son un banco importante. Imaginen que se les pone a tiro la
oportunidad de comprar un banco holandés de recuerdo para todos los
que nos gusta el fútbol, ABN Amro, y para ello deciden juntarse con
dos bancos más que no son de tu país. Imagine que la parte que le
toca captar a usted son 7000 millones de € y que para conseguirlo
diseña un producto complejo y de alto riesgo y lo denominas Valores
Santander. Imagine que éste producto ha sido comercializado
masivamente a clientes minoristas que jamás quisieron asumir un
riesgo de soportar una pérdida patrimonial en su inversión inicial.
Imagine que el Ministerio Fiscal utiliza los mismos argumentos que la
defensa del Banco y echa todas las culpas del desaguisado al gestor
comercial de turno que está en las oficinas con la presión por
vender más y más.
Ésta
sonrojante situación es la que se está dando en la Audiencia
Nacional, la Fiscalía actuando como defensa esgrimiendo que la
responsabilidad de determinar el perfil de cliente al que debía
venderse ese producto era única y exclusiva del gestor comercial.
Como si para diseñar un producto tuviera algo que decir. Como si no
haya habido unos pingües beneficios para la entidad financiera tras
el escándalo que ha visto como aumentaba sus recursos propios de máxima calidad (Tier 1 según la normativa Basilea III) a un coste irrisorio.
Los Valores
Santander jamás debieron llamarse así. Eran unos bonos
necesariamente convertibles en acciones pero no al precio el que
cotizaba la acción el día del canje sino a un precio arbitrario
fijado por el banco. Es una manera sutil de decir: necesito pasta
pero como si emito acciones no me las va a comprar ni el Peter voy a
diseñar un producto complejo y de alto riesgo que durante los
primeros 5 años actuará como un título de renta fija siempre y
cuando el Banco tenga beneficios y pasado éste tiempo se convertirá
usted en accionista del Banco Santander, ¡así de fácil!.
La
Comisión Nacional del Mercado de Valores ya tuvo la oportunidad de
pronunciarse al respecto de los deberes de información y de
transparencia que jamás cumplió la entidad y por ello la sancionó
con 17 MEUR. No obstante la
Audiencia Nacional retiró una de las sanciones sin que ello se
publicitara mucho. Un vaciamiento de los recursos de clientes
minoristas los cuales algunos de ellos han visto como los tribunales
no les daba la razón y han visto minusvaloradas sus inversiones
iniciales.
¿Cómo puede permitirse que el MF diga que ninguna
responsabilidad tiene la cúpula? ¿No se va a acusar al Banco
Santander aunque sea por la culpa del que tiene la responsabilidad
por vigilar? ¿Un producto complejo y de alto riesgo debe poder ser
vendido a clientes minoristas que no quieren asumir ningún riesgo en
su inversión?
Lo de los Valores Santander ha hecho mucho daño
a la reputación de un banco que muchas personas entendían que era
respetable. Debido a los grandes patrocinios que da el Banco no he
visto mucha prensa generalista que hable sobre el tema pero ha sido
-y es- uno de los mayores escándalos financieros de éste país.
Salvo una más que
improbable negativa de las bases de ambos partidos, ayer se produjo
la confirmación de que Izquierda
Unida (IU) y Podemos concurrirán conjuntamente a la elecciones
del 26 de junio.
Votos
y escaños. Tras
el infructuoso intento de las dos formaciones de acudir conjuntamente
a la cita electoral del 20 de diciembre la realidad se impuso con
toda su crudeza a
la luz de los resultados. IU había obtenido casi 1 millón de
votos y sus escaños eran 2. Podemos y sus candidaturas territoriales
casi 5 millones y obtenían 69 escaños. Ambos saben perfectamente
que el actual sistema electoral, en el que la circunscripción es la
provincia y en el que la fórmula
electoral para asignar escaños es el sistema de la Ley de Hondt
, es perjudicial para ellos en tanto en cuanto su voto es
eminentemente urbano, salvo honrosas excepciones. Las matemáticas no
aman pero tampoco fallan.
Izquierda.
En
los últimos años hemos asistido a una preocupante pérdida de clase
de lo que antaño, se creía, era la izquierda española. Cuesta
encontrar clase obrera y, sobretodo, cuesta encontrar socialismo en
las políticas desarrolladas por la izquierda española en los
últimos años. Incluso el
afable ZP dijo aquello de que bajar de impuestos también era de
izquierdas y se marcó un homenaje a los ajustes estructurales en
mayo de 2010 en la célebre
bajada de pantalones española a las exigencias de la Troika. El
neoliberalismo tiene el realato claro y la socialdemocracia ha ido
tras él sin acuñar un relato alternativo. En éste contexto la
oportunidad del acuerdo electoral es mayor. Quién quiera votar a una
opción de izquierdas que vele por la clase obrera, la justicia
social, una mayor equidad y un sistema fiscal más redistributivo
sabe a qué atenerse. Agosto de 2011 y la reforma de ésta vez sí
reformable Constitución pusieron la puntilla a que definitivamente
el PSOE perdiera su “S” y su “O” y pasara a ser un Partido
Español que defendía, en lo esencial, el estado de cosas actual
cambiando ligeramente el discurso. Los discursos suenan bien pero
luego acudes al Boletín Oficial del Estado y puedes comprobar que en
las políticas esenciales operan como el PP.
Historia.
Algunos
han pretendido rápidamente identificar éste acuerdo como si fuera
un repetición calcada del Frente Popular que se presentó a las
elecciones de febrero de 1936, las ganó y posteriormente se
produjo el levantamiento militar y el Golpe de Estado contra el
Gobierno democráticamente escogido. El simplismo y el desprecio por
la historia que existe en éste país es abrumador. En ese pacto
electoral estaba el PSOE y también Esquerra Republicana de Catalunya
por lo que al margen de similitudes no dejemos que vuelvan a ejercer
ese desprecio intelectual por el rigor histórico como se vislumbraba
en las primeras reacciones de ayer. No permitamos que vuelvan con
esas monsergas de “o nosotros o el caos”. PPSOE se han repartido
el poder de una forma cuasi despótica en los últimos 34 años y han
acumulado una lista interminable de casos de corrupción creando un
sistema clientelar y un capitalismo de amiguetes al que hay que
combatir contundentemente.
También hay que citar las reticencias
que generaba éste pacto tras el fracaso estrepitoso del acuerdo
PSOE-IU en las elecciones que
el PP ganó por mayoría absoluta en 2000.
Histeria.
El
acuerdo entre Podemos e IU está comenzando a poner muy nervioso al
establishment.
Ven como la criatura que crearon para desgastar al PSOE se les ha ido
de las manos y ahora se les pone contestona pactando con un partido
que es votado pero que no obtiene la representatividad que merece
(IU). Cuidado que ahora pueden sacar más escaños que el PSOE y la
cosa se pone seria. Por ello no es de extrañar que la maquinaria
mediática de relaciones públicas serviles ha comenzado a operar y
va a sacar todas sus armas.
Hay que agarrarse porque ahora
las cartas sí que están marcadas y ya sabemos de qué pié cojea
cada partido. Quizá nos encontremos ante uno de los momentos
histórica y políticamente más importantes desde la Constitución
del 1978. Una nueva Transición hacia no se sabe muy bien dónde.
Que no debamos lamentar en un futuro aquella frase
premonitoria de Ortega y Gasset en su célebre obra 'La España
invertebrada' que rezaba “Castilla
ha hecho a España y Castilla la ha deshecho”
¿Qué
más tiene que suceder para que sus defensores intelectuales dejen de
repetir dogmas económicos como si fueran verdades inmutables? ¿Hasta
cuando durará lo que Galbraith denominó la “sabiduría
convencional”? ¿Cuando se va a por fin reconocer que el actual
sistema económico genera un vaciamiento del poder político en favor
del capital y un aumento de la desigualdad? ¿Por qué una renta
proveniente del alquiler de un piso o de la venta de unas acciones
tiene un trato fiscal mucho más favorable que una renta proveniente
del trabajo?
En éstos
más que interesantes documentales se hace un repaso por la
historia de lo que a la postre ha sido una batalla por la economía
mundial, o más bien una batalla por la conquista del dogma económico
mundial imperante.
Desde el concepto de libertad de Locke, la
mano invisible de Adam Smith, pasando por Marx y sus teorías sobre
el capital y el trabajo para terminar con el S.XX y la “batalla”
entre Keynes y sus políticas económicas expansivas en tiempos de
recesión y Hayek, Mises y Friedman y su neoliberalismo basado
esencialmente en la desregulación de los mercados creyendo en su
eficiente asignación de recursos (como si el mercado fuera un mago)
y la reducción al máximo de los impuestos en aras a una cultura del
ahorro, eufemismo para justificar la acumulación ilimitada de
capital.
Siempre hay una moneda común en las teorías
neoliberales que la hace irresistible; la anhelada e irrenunciable
libertad. La cual a la postre se ha convertido en la libertad para
bajar salarios, para deslocalizar la producción, para pagar menos
impuestos, para vaciar de contenido los sindicatos, libertad para que
el capital pueda circular libremente por todo el mundo, libertad para
generarle una factura mayor al contibuyente de a pie. Esa es la
libertad que se ha acabado demostrando como cierta (en éste
artículo se expone de una manera muy didáctica). Básicamente en
que los dueños del capital, los verdaderos protagonistas en éste
sistema económico, tengan la libertad para hacer lo que les venga en
gana con su dinero. “Hay que generar un clima favorable a las
inversiones” Cría cuervos y te sacarán Tratados Transatlánticos
de Libre Comercio.
Las empresas privadas gestionan mejor que
el Estado es otro dogma. Ejemplos como Telefónica, Endesa, AENA, la
salud etc. a la vista de todos están. ¿De verdad a éstas alturas
de la película van a seguir defendiéndolo?
Un sistema
económico basado en la creencia de que los mercados se regulan
solos, en que el individuo es el único responsable de su destino, y
por lo tanto el Estado debe ser reducido a la mínima expresión
básicamente para mantener el orden público (la libertad en sentido
negativo de la que hablaba Locke) y hacer cumplir los contratos
privados. Una creencia cuasi mística en que las acciones
individuales son siempre racionales y se mantienen en equilibrio. Una
manera descarada de decir sutilmente que el Estado sólo debe existir
para algo muy específico y concreto que interesa a los dueños del
capital; su seguridad personal, la de sus bienes materiales y la
seguridad jurídica de que los contratos privados por él celebrados
van a ser cumplidos; una suerte de anarcocapitalismo. ¡Y esperan que
creamos que es un axioma!
Como si en el mercado de capitales
no se tuvieran que tener en cuenta la información disponible, como
si la igualdad de oportunidades quedara saldada con la adopción de
éste modelo económico, dando por sentado que el individuo nace sin
clase social y que es el único responsable de su destino, creyendo
que los impuestos son una restricción a la libertad y no sirven para
reducir la desigualdad.
¿Y cuales son los valores
fundamentales de los defensores de éste sistema económico?
Seguramente muchos de ustedes habrán sido educados en la generosidad
y en el valor de dar de una forma altruista para ayudar al prójimo,
incluso es algo que debe gratificarles. Pues bien, en el actual
sistema económico predominante uno de sus grandes defensores,
miembro de la Escuela Austíaca, Hayek,
declaraba sin ningún pudor en
ésta entrevista que en éste sistema económico no cabía el
altruismo. Algo preocupante.
En conclusión nos hallamos ante
un sistema económico que se asentó en nuestras vidas sobretodo a
partir de los años 70, que claramente no ha satisfecho las bondades
que prometía, antes al contrario, ha generado más pobreza, más
desigualdad, un mayor impacto hacia el medio ambiente, una pérdida
de valores comunitarios y una creencia cuasi religiosa en los
sentimientos egoístas como método de satisfacción de las
necesidades individuales y, por lo tanto, un mejor funcionamiento
colectivo de la sociedad gracias, ¡oh querídisimo y reverente
sistema económico!, al neoliberalismo.
Si el neoliberalismo
se contrapuso al comunismo (sobretodo y decisivamente desde la caída
del muro de Berlín cuando dejó de ser un sistema económico en
“competencia”) y a la socialdemocracia (que precisamente creía
más en una economía de mercado con un carácter mas social) para
mejorar la vida de los seres humanos y generarles un camino más
realizable hacia la libertad, el neoliberalismo ha fracasado de forma
estrepitosa.
Podemos hablar tranquilamente de una nueva teoría
para un sistema económico que sobrevive cual “zombie”; la teoría
del neoliberalismo utópico. Aquél que algunos acérrimos defienden
en sus torres de marfil alejadas de la realidad pero que claramente
ha fracasado por la vía de los hechos y de la evidencia empírica.
Como dijo sabiamente Serge Latouche “El
que crea que un sistema económico basado en el crecimiento ilimitado
es compatible con un planeta con unos recursos limitados o está loco
o es economista”. ¿Seguirán
defendiéndolo? En caso afirmativo ¿En base a qué argumentos?