dimecres, 29 de juny del 2016

De instituciones, partidos y ministros del interior


Inglaterra, octubre de 2011, se descubre que el Secretario de Estado para la Defensa, Liam Fox, ha dado un trato de favor a un amigo cercano para facilitarle la entrada a las contratas y concesiones del Ministerio de Defensa. Incluso le ha permitido que viajara en viajes oficiales con toda su expedición. ¿Resultado ante el descubrimiento público? Una más que merecida dimisión. No se puede ni se debe, bajo ningún concepto, utilizar una Institución pública que es de todos, en beneficio privado.

Alemania, febrero de 2013, la Universidad de Düsseldorf retira el título de Doctora a la Ministra de Educación de Alemania, Anette Shavan, al haberse descubierto que plagió en su tesis doctoral. Una de las máximas colaboradoras (y amiga) de Angela Merkel dimitía tras descubrirse el escándalo. No se trataba de utilizar una Insitución pública en beneficio privado pero da habida cuenta de hasta qué punto en otros países las dimisiones se producen por mucho menos de lo que se producen aquí. Lo mismo le sucedió al Ministro de Defensa alemán en 2011.

España, junio de 2016, se descubre que el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha conspirado conjuntamente con el Jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel De Alfonso. Conspirando ni más ni menos que para asestar golpes políticos a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y a Esquerra Republicana de Catalunya. Inventándose que Xavier Trias tiene cuentas en Suiza, creyendo que pude permitirse el lujo de poner a Germá Gordó como Secretario General de CDC.



"Esto la Fiscalía te lo afina” – dijo Jorge cuando Daniel tenía dudas jurídicas sobre algún asunto. “Yo Ministro soy partidario de asestar el golpe cuando el golpe va a acabar con el animal” dijo Daniel a Jorge refiriéndose a Xavier Trias. Para ser una Oficina Antifraude paradójicamente había mucho de él.

¿Puede un Ministro realizar prácticas más contrarias al buen funcionamiento de las Instituciones? ¿Puede seguir ostentando el cargo de Ministro? ¿Con qué legitimidad? ¿Qué credibilidad puede seguir teniendo en el desempeño de sus funciones alguien que utiliza de una manera tan claramente partidista la Institución que capitanea? ¿De qué salud va a gozar el Estado español si éste particular no se aborda de una manera responsable pero sobretodo contundente?

Mucho me temo que Jorge, con su talante profundamente antidemocrático, ni se le pasa por la cabeza dimitir. Su argumento principal, arguye, es que las escuchas son ilegales y que aquí la única víctima es él. Quizá habría que recordar que periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. ¿Las escuchas serían nulas en un proceso judicial? Probablemente. ¿Son motivo suficiente para que se produzca la dimisión del Ministro al descubrirse el pastel?

La calidad de una más que maltrecha democracia está en juego.