diumenge, 28 de febrer del 2016

¿El móvil lo es todo?

Ésta semana se ha celebrado el Mobile World Congress en Barcelona cuyo reclamo publicitario en carteles repartidos por toda la ciudad ha sido: 'The mobile is everything' (el móvil lo es todo). ¿Realmente lo es todo?

A la luz de los acontecimientos parece que la fiebre por los dispositivos móviles y la era digital se han convertido en una suerte de casi nueva religión. Hemos asistido impávidos a como se utilizaba el pretexto de dar la mejor imagen de Barcelona para coartar un derecho fundamental como el derecho a huelga que asiste a todos los trabajadores. Probablemente los fabricantes del telefonía no están acostumbrados a eso de las huelgas en fábricas como por ejemplo Foxconn.

¿Qué precio es el que está dispuesta a pagar una ciudad como Barcelona para atraer éste tipo de Congresos? ¿Los potenciales beneficios que genera éste tipo de actividades compensan los costes que se deben asumir? ¿Quienes son los que realmente ganan? ¿Mostrar una crítica, por pequeña que sea, ya te convierte en contrario a éstos acontecimientos?

Son muchas las voces que reclaman que la industria de los dispositivos móviles comience a ser sostenible y respete los Derechos Humanos de todos los trabajadores que participan en la cadena de producción. Desde la extracción del mineral imprescindible para la producción, el coltán, sobre el que penden múltiples investigaciones de explotación infantil, hasta que se coloca en el estante el dispositivo móvil en cuestión. Hasta que no tengamos la certeza de que no hay sangre en nuestro móvil deberíamos, como consumidores, ser enérgicos en reclamar mejores condiciones laborales para los trabajadores que fabrican nuestros móviles.

¿O es que para que los estómagos insaciables de Occidente puedan estar a la última en tecnología se deben explotar a personas en Oriente y tener una nula o escasa sensibilidad por el equilibrio medioambiental de sus ecosistemas? ¿Estamos dispuestos a mirar constantemente hacia otro lado mientras engrosamos los beneficios de una industria totalmente insostenible? ¿Quién puede soportar la fiebre tecnológica actual en un planeta con unos recursos minerales limitados?

No he oído ni un solo debate en el Congreso que tratara sobre éstas importantes cuestiones. Y mientras ello no sea así mostraré mi crítica a que ciudades como Barcelona acojan acontecimientos de ésta industria.

Normalmente se tachan éste tipo de reflexiones de exageradas, inoportunas y fuera de contexto pero conviene ser taxativos y enérgicos con algo que se sabe y se ha demostrado; la industria tecnológica es insostenible en su configuración actual. ¿Se imaginan que los ciudadanos indios quisieran, algún día, gozar de la misma tecnología que un ciudadano alemán? ¿Nos hemos parado a pensar la huella ambiental que genera ésta industria? Quizá estamos demasiado ocupados y boquiabiertos con las gafas de realidad virtual y nuestro debate legítimo es si entra demasiada luz o si la experiencia compensa comprar unas.

¡Cuanta demagogia! Dirán algunos. ¡Eres un populista! Se quejarán otros. ¡Si no quieres el Congreso deja que lo organicemos nosotros! Argumentarán ciertas gentes de otros lugares.

Hay que criticar de una manera constructiva que toda una ciudad deba adaptarse (e incluso rebajarse) a las exigencias de la Asociación que lo organiza y pasemos por alto el hecho de que existen legislaciones y normativas que por muchos beneficios que se generen no pueden pasarse por alto.

Baste recordar que si disponemos de la jornadalaboral de 8 horas fue porque hubo obreros que no sólo se jugaron elsueldo sino la vida en la Barcelona de 1919 en La Canadiense. No debe sino preocuparnos que se intente criminalizar a una huelga en aras al éxito de un Congreso. ¡En aquella ocasión fueron 44 días de huelga y aquí nos rasgamos las vestiduras por 2! ¡Y con servicios mínimos incluídos!

Y ésto no es un o estás conmigo o estás contra mi. 

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