divendres, 19 de setembre del 2014

Envidia británica, envidia democrática


Siento envidia. Siento envidia de una Unión como el Reino Unido. Envidia de que una nación dentro del Reino Unido como Escocia quiera celebrar un referéndum sobre su independencia y el Gobierno de Cameron, sentándose a negociar ante una aspiración política de una parte importante del electorado británico, acepte celebrar un referéndum por principio democrático.


Envidia de que el debate durante la campaña sea sereno y racional, con datos objetivos encima de la mesa y con una actitud de peritaje; explicando tanto lo que puede beneficiar como lo que puede perjudicar de una potencial independencia. Envidia de que ante el desafío independentista se logren juntar los tres líderes de los principales partidos ingleses y ofrezcan una tercera vía, la cual sea dicho de paso como crítica, Cameron se negó a aceptar en el referéndum a petición de Salmond.

Envidia de que tras celebrarse el referéndum y haber perdido la opción independentista Cameron haga unas declaraciones de pulcritud democrática, señalando que entiende que un partido que se presenta a las elecciones prometiendo un referéndum y que las gana tenga el derecho democrático a celebrarlo, admitiendo que los grandes asuntos políticos deben negociarse políticamente, confirmando que cumplirá con su compromiso de ceder más competencias y autonomía a Escocia, tal como prometió durante la campaña.

Envidia de pensar que Reino Unido es una democracia plena y que España no lo es. Aquí respecto los grandes asuntos (forma del Estado y modelo territorial) no se puede expresar el pueblo directamente. Es terreno vedado por imperativo legal. O por una interpretación restrictiva de la Constitución. Más por ésto último. Aquí los grandes desafíos políticos se resuelven imponiendo el muro legal. Olvidando intencionadamente que antes que un Estado de Derecho, esa Constitución que tanto dicen defender establece que España es un Estado democrático, y antes que democrático es un Estado social, esto es, un "Estado social y democrático de derecho" (art. 1), por éste orden, no al revés.
Es decir, esa Constitución la cual de tanto recurrir a ella se darán cuenta que no les da la razón, prescribe que antes que la Ley está la sociedad que las determina y aprueba (no hay que olvidar que las leyes emanan del poder legislativo y del ejecutivo el cual emana del pueblo), y antes que la ley está la democracia, ésto es, el poder del pueblo para poder y/o querer cambiarlas.

Quedarse en el debate legal y no admitir que hay un problema político de primer orden al cual hay que dar una solución política es quedarse en la fachada, es no reconocer la profundidad y el calado del problema. Es la Ley la que debe adaptarse e interpretarse conforme a la realidad social y no al revés. Sino lo que estamos negando es la misma esencia de la democracia, esto es, que el pueblo decida.

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